de colecciones

Antes coleccionaba canicas (bueno, creo que eso ya lo había dicho en alguno de los tantos post que he escrito), corcholatas para hacer tremendas torres de corcholatas, plumas de pájaros para la creación de jabones con plumas de pájaros y colores raros, crayolas mordisqueadas (por mi evidentemente) para ver si las mordidas podían erosionar con los años; gomas de colores, sabores y formas diferentes que a la larga tenían que ser usadas y las reacomodaba en su cajita por tamaños o por suciedad, jajaja; conchas de mar; piedras de río; pedazos de vidrio; boletos del cine; envolturas de chocolates (algunas veces provocaron hormigas en mis libreros); estampas del mundial del 90, 94, 98, estampas de los supercampeones, estampas de animal planet y animales al extremo (el cual no terminé pero realmente lo intenté); carritos (que mi hermano se encargó de destruír), figuritas de plástico, papelitos de las orillas de las libretas para hacer luego collages con ellos y mis super alineaciones de futbol... Nunca coleccioné monedas, ni timbres, ni mocos (recuerdo amigos que sí lo hacían, en sus cartucheras tenían su mejor arma contra los errores ortográficos, la goma de mocos super borratodo!)
Y ahora me pregunto, para qué tanta colección?
No quiero regresar a ese tipo de preguntas, pero es verdad, para qué coleccionaba todo eso? es un reflejo de mi obsesión por tener el control de ciertas cosas, por intentar hacer que mi mente imagine cosas irreales?? la realidad la imaginación la fantasía, sin comas, atadas, unidas.
Ahora creo que no colecciono nada físico, sólo colecciono sueños, metas, ilusiones, momentos de felicidad, momentos de emoción... y lo seguiré haciendo así, que se queden en mi super archivero mental regido por la ardillita loca de siempre...